ANESTESIA
He decidido que no voy a hacer ya muchos esfuerzos por esconderme. Tampoco diré quién soy ni ofreceré pistas para que me descubra el que me tenga que descubrir. Al final todos terminamos emergiendo a la superficie, como los cadáveres hinchados de los ahogados que se traga el mar. Seguiré contando mi historia, voy tras de ella, en busca de aprender algo de mí misma, o de constatar que no hay nada que aprender. Para empezar confieso que he mentido, sobre todo en mi relato de como me hice puta, que es totalmente falso, y después he fabulado un poco en ciertas experiencias, aunque la base casi siempre es verídica. Soy una principiante. Dejémoslo en eso.
¿Por qué me metí en esto? No fue para pagarme mis vicios, como reza el tópico de la puta drogadicta. Conseguir esas cosas siempre fue gratuito para mí, sólo tenía que ir con determinados hombres que llevan los bolsillos llenos de caramelos con los que pagan la compañía de la gente, y con los que terminan rodeándose de gente que se deja invitar a todo, o de gente que busca a alguien que le invite a todo. Yo pertenezco al segundo grupo, aunque antes estaba en el primero. No me gustan esos hombres, al final una se da cuenta de que no tienen nada que ofrecerme que al fin y al cabo no pueda comprarme vendiéndome, como lo hacía de facto desde hace mucho tiempo.
Antes simultaneaba esto con otro trabajo, uno decente (por llamarlo de alguna manera, aunque casi todos los empleos tienen algo de indecencia), ahora no me merece la pena. Gano más de lo que necesito siendo puta, el otro trabajo se me había convertido en una especie de coartada, que he terminado por deshechar para poder dormir a gusto por las mañanas.
Las cosas van a cambiar. O eso me he propuesto desde que tuve una gran hemorragia nasal. Fue desagradable verme así, con la sangre chorreándome por la nariz, y por dentro de la garganta. Paré por una semana, y luego volví a empezar. Pero ese día empecé a preocuparme y me planteé seriamente el poner un fin a todo esto, pensé en llegar al 1 de diciembre o a mi 30º cumpleaños, el año que viene. El otro día me fui al dentista, me dolía un diente desde hace un tiempo. El dentista se dio cuenta nada más vérmelo. Me dijo que si seguí así me iba a quedar sin boca. Que lo que me había pasado en el diente era el primer aviso. Me hicieron una endodoncia, y después me pondrán un diente de titanio. Me dice que no se notará nada, pero ya es una marca para toda la vida. No quiero seguir por ahí. Si me vierais no notaríais nada, tengo muy buen aspecto, siempre parece que estoy más sana que una manzana, como se dice... pero no dejo de tener la sensación de que algo me come por dentro. Me come aquello que se come mi ansiedad. A veces tengo la sensación de que si no arrojo nada ahí dentro, mis entrañas se alimentarán de sí mismas.
Esta semana trabajar se me hace más difícil. Con mis clientes siempre me abstraía con la anticipación del placer que estaba por venir en cuando llegara a casa. Ahora no hay gratificación.
¿Por qué me metí en esto? No fue para pagarme mis vicios, como reza el tópico de la puta drogadicta. Conseguir esas cosas siempre fue gratuito para mí, sólo tenía que ir con determinados hombres que llevan los bolsillos llenos de caramelos con los que pagan la compañía de la gente, y con los que terminan rodeándose de gente que se deja invitar a todo, o de gente que busca a alguien que le invite a todo. Yo pertenezco al segundo grupo, aunque antes estaba en el primero. No me gustan esos hombres, al final una se da cuenta de que no tienen nada que ofrecerme que al fin y al cabo no pueda comprarme vendiéndome, como lo hacía de facto desde hace mucho tiempo.
Antes simultaneaba esto con otro trabajo, uno decente (por llamarlo de alguna manera, aunque casi todos los empleos tienen algo de indecencia), ahora no me merece la pena. Gano más de lo que necesito siendo puta, el otro trabajo se me había convertido en una especie de coartada, que he terminado por deshechar para poder dormir a gusto por las mañanas.
Las cosas van a cambiar. O eso me he propuesto desde que tuve una gran hemorragia nasal. Fue desagradable verme así, con la sangre chorreándome por la nariz, y por dentro de la garganta. Paré por una semana, y luego volví a empezar. Pero ese día empecé a preocuparme y me planteé seriamente el poner un fin a todo esto, pensé en llegar al 1 de diciembre o a mi 30º cumpleaños, el año que viene. El otro día me fui al dentista, me dolía un diente desde hace un tiempo. El dentista se dio cuenta nada más vérmelo. Me dijo que si seguí así me iba a quedar sin boca. Que lo que me había pasado en el diente era el primer aviso. Me hicieron una endodoncia, y después me pondrán un diente de titanio. Me dice que no se notará nada, pero ya es una marca para toda la vida. No quiero seguir por ahí. Si me vierais no notaríais nada, tengo muy buen aspecto, siempre parece que estoy más sana que una manzana, como se dice... pero no dejo de tener la sensación de que algo me come por dentro. Me come aquello que se come mi ansiedad. A veces tengo la sensación de que si no arrojo nada ahí dentro, mis entrañas se alimentarán de sí mismas.
Esta semana trabajar se me hace más difícil. Con mis clientes siempre me abstraía con la anticipación del placer que estaba por venir en cuando llegara a casa. Ahora no hay gratificación.