lunes, diciembre 11, 2006

ADIOS


Queridos amigos, ha llegado la hora de terminar este blog y despedirse. Me he equivocado en muchas cosas. He jugado a inventar un personaje, el de Zingua, y a permitirle cobrar vida propia y relacionarse con personas reales en la web, para provocar y para conocer de verdad a quienes con otra máscara jamás podría haber conocido de la manera en que quería conocerles. No sé si alguna vez Zingua ha logrado hablar con voz propia, o es víctima de las limitaciones de mi imaginación y mi pericia para dar vida a un personaje independiente de mí. Cuánto de Zingua soy yo, o cuánto de mí está en ella, sólo marca mi fracaso como escritora, mi debilidad por ciertos temas que quise hacer aparecer para lucimiento personal o desahogo. En todo caso, ha sido más valiosa mi experiencia como portadora de esta máscara, que mi experiencia como creadora de la misma. Con ella puesta, he tenido la oportunidad de conocer a Cristian y a Maurice. Con sus comentarios he aprendido algo esencial sobre la naturaleza de la fe y del espíritu cristiano, y esa ha sido la mayor utilidad que este blog ha tenido para mí, el haber conocido a estas personas a través de los desafíos o reacciones que Zingua pueda suscitar... Cristian y Maurice nunca dieron la espalda a Zingua, nunca la censuraron ni se avergonzaron de hablar con ella, le ofrecieron siempre sus oraciones y sus corazones al desnudo. No intentaron revelarle grandes verdades filosóficas ni de darle lecciones magistrales, no cayeron en las provocaciones de Zingua. Para mí, que acudí llena de estereotipos sobre curas, pero también deseosa de poner a prueba mis prejuicios desde la comodidad y la falta de riesgo del anonimato, ha sido una alegría ver que quizás pueda estar equivocada con respecto a muchos aspectos del hecho Católico. En cualquier caso, salgo con muchas menos certezas y muchas más dudas de las que tenía el día que inicié este blog, y no hay nada como el placer que causa el poder albergar nuevas preguntas en la mente, que sustituyan a esas respuestas que nos dimos hace mucho, en nuestros primeros intentos por explicarnos nuestro lugar en el mundo en un sentido moral, y que hoy, día en que cumplo los 30, ya han caducado y han dejado de valerme para saber dónde me encuentro.

Se acabaron las pajas.

domingo, diciembre 10, 2006

EL ZORRO



Vengo molida. Como nunca pongo fotos, esta vez os obsequio con una imagen que me ha impactado. Ahí va una foto que hice con el teléfono, y que he recortado para que no nos veáis en el reflejo. Es un zorro muerto, en un charco del jardín de esta casa. En realidad es más bien una pequeña finca... El tipo me llevó de paseo una mañana, como si fuéramos novios, dados de la mano, como a él le gusta. Vamos andando y me explica los pájaros (sabe mucho de pájaros), "mira, una tarabilla, y ahí un garrapinos", y yo sólo miraba al suelo para no mancharme las zapatillas. De repente vi esa forma blanda con pelos flotando en un charco, el la movió con un palo y salió este cadáver lleno de expresión en su cara. Es curioso cómo la muerte descubre y expone nuevos gestos y expresiones en una cabeza, aún después de muerta. Hasta que los ojos se pudran por completo, la cara de un muerto siempre retiene el poder de la mirada. Esta imagen se me ha quedado todo este puente en el escenario más inmediato de la memoria. Es una imagen a la que pretendo dominar y perderle el miedo, verla como lo que es, algo muerto, tan animado como el barro y las hojas del charco, pero en mi mente nunca puedo dejar de sentir algo amenazante en la expresión de ese ojo y esa boca.

Lo demás lo contaré mañana, o cuando pueda.

martes, diciembre 05, 2006

VIAJE

Hoy me voy de viaje con A., aquel hombre del que os hablé en el post titulado Despertares. Es un gran paso para él... no nos vamos muy lejos, me quiere enseñar un lugar que para él tiene mucho valor sentimental. Es el pueblo de sus abuelos, una aldea prácticamente desierta donde según dice habrá unas 20 personas en invierno. Tiene un caserón en el pueblo, pero no nos quedaremos allí, porque dice que no sabe en qué estado estará. Hace años que no lo abre. La casa por lo visto es muy grande y según las fotos que me ha enseñado, tiene escudos en la fachada, puertas inmensas, muros gruesos... El sitio es deprimente. Típico pueblo castellano, de esos que hasta las piedras irradian una especie de frío y mal rollo que se te aloja en el tuétano de los huesos. Odio los castellano. Os contaré a la vuelta, el domingo... Buff, qué largo se me va a hacer

lunes, diciembre 04, 2006

REZAR

Me pregunta el padre Cristian en un comentario si rezo. Otro comentarista, ya desde una curiosidad menos saludable, quiere saber también si rezo o no. No sé muy bien a qué os referís con rezar. Si rezar es hablar con Dios, no rezo, porque mis palabras se pierden sin respuesta, Dios no me contesta. Si rezar es hablarle a Dios, entonces no sé si rezo. Quizás a veces le hable a Dios, pero no lo tengo claro...

Hay cosas que he escrito que no sé para quién son. El otro día oí hablar de un libro de arquitectura, en el que se trataba un fenómeno extraño, aquel de los remates y detalles ocultos a la vista humana. Un arquitecto se empeñaba en cierto remate en un ángulo oscuro de una estancia de techos muy altos, que era imposible de ver desde el suelo. Cuando los constructores le decían que era absurdo ese remate, pues nadie lo vería, el arquitecto contestaba que Dios sí lo ve. Quizás Juan Díez del Corral nos pueda aclarar qué libro era. En cualquier caso, lo que es cierto es que a veces escribo intentando trascender, y para alguien que no sé quién es. La poesía me sirve para intentar vislumbrar lo que queda más allá de las constricciones del lenguaje, y quizás en ese momento lo que busco es la manera de hablarle a Dios, y la manera de que Dios aparezca en las palabras que digo, que sean palabras habitadas, que en sus conmbinaciones se me revele un significado trascendente. Dije que no iba a publicar mis propios poemas. A Maurice le copié uno en su blog, un poema bastante religioso en el fondo. Quizás un rezo por mi parte. Lo que no puedo es utilizar las oraciones de siempre, porque me suenan a vacío, como le ocurre al sacristán viejo del verso de León Felipe. Como he decidido esconderme menos, os copio otro de mis poemas, espero que no os riáis de mí, no hay nada que haga a nadie más vulnerable frente a los cínicos que enseñar su poesía. Este poema lo escribí hace muchos años, cuando todavía vivía en mi ciudad de provincias, e íbamos los fines de semana a una zahurda que teníamos, donde mi perro era feliz. Ahora todo se vendió, y el perro murió, pero en esos días, cuando caminaba sola con él y me quedaba mirando al cielo por la noche, a veces me daban ganas de que Dios estuviera ahí. Considerad vosotros si este poema es en el fondo un rezo o un deseo de Dios. Si es verdad que rezo, éstas son mis oraciones.

El universo desde la cabeza de mi perro

But if a man would be alone, let him look at the stars.

–Ralph Waldo Emerson

Ya no sé cuántos miles de años llevo mirando a las estrellas,
pero recuerdo la primera vez que las vi
aún no habíamos inventado las horas, las semanas
no habíamos nombrado a los días
ni sabíamos aún que el tiempo gira sobre sí mismo
y vuelve a empezar sin nosotros
deja de respirar con nuestros pulmones
hasta dejarnos en piedra, en aire, calor
metralla de estrellas
para la próxima gran explosión del universo.

No sé cuántos miles de años llevo mirando a las estrellas
ya he olvidado sus nombres,
aquéllos con que las bautizamos
cuando decidimos que cualquier cosa
puede ser encerrada en una palabra para habitar
dentro de nuestros cuerpos.

Me siento en el zaguán,
acaricio a mi perro, los dos cansados
de perseguir por el monte
a otro sol que se nos escapa,
y veo sus orejas inquietarse
se tensan hacia arriba
y atrapan una brisa nocturna
que silba por los huecos de las encinas
que deshoja el azahar del naranjo lunero
y empuja a través de la oscuridad
el croar de las ranas que habitan
todos los charcos del camino.
El monte entero
queda invisiblemente dibujado
en esa brisa que mi perro observa
con sus orejas.
Yo sin embargo no veo nada,
sólo mi memoria me devuelve
el recuerdo de lo que un sol
me iluminará mañana al despertar.

La poca luz que al cielo le queda
se desagua por las estrellas.
Vuelvo a alzar mi vista hacia ellas,
como solía hace miles de años,
me pregunto si mi perro también las ve,
y entro entonces en su mente
para mirar las estrellas
asomada a sus ojos
y en ese instante el universo,
se libera de las palabras,
de las ideas,
de las dimensiones,
de las magnitudes
en que lo hemos comprimido
para que quepa en nuestras mentes.
El misterio se hace infinito
y ya no puedo ver las estrellas.

jueves, noviembre 30, 2006

ANESTESIA

He decidido que no voy a hacer ya muchos esfuerzos por esconderme. Tampoco diré quién soy ni ofreceré pistas para que me descubra el que me tenga que descubrir. Al final todos terminamos emergiendo a la superficie, como los cadáveres hinchados de los ahogados que se traga el mar. Seguiré contando mi historia, voy tras de ella, en busca de aprender algo de mí misma, o de constatar que no hay nada que aprender. Para empezar confieso que he mentido, sobre todo en mi relato de como me hice puta, que es totalmente falso, y después he fabulado un poco en ciertas experiencias, aunque la base casi siempre es verídica. Soy una principiante. Dejémoslo en eso.

¿Por qué me metí en esto? No fue para pagarme mis vicios, como reza el tópico de la puta drogadicta. Conseguir esas cosas siempre fue gratuito para mí, sólo tenía que ir con determinados hombres que llevan los bolsillos llenos de caramelos con los que pagan la compañía de la gente, y con los que terminan rodeándose de gente que se deja invitar a todo, o de gente que busca a alguien que le invite a todo. Yo pertenezco al segundo grupo, aunque antes estaba en el primero. No me gustan esos hombres, al final una se da cuenta de que no tienen nada que ofrecerme que al fin y al cabo no pueda comprarme vendiéndome, como lo hacía de facto desde hace mucho tiempo.

Antes simultaneaba esto con otro trabajo, uno decente (por llamarlo de alguna manera, aunque casi todos los empleos tienen algo de indecencia), ahora no me merece la pena. Gano más de lo que necesito siendo puta, el otro trabajo se me había convertido en una especie de coartada, que he terminado por deshechar para poder dormir a gusto por las mañanas.

Las cosas van a cambiar. O eso me he propuesto desde que tuve una gran hemorragia nasal. Fue desagradable verme así, con la sangre chorreándome por la nariz, y por dentro de la garganta. Paré por una semana, y luego volví a empezar. Pero ese día empecé a preocuparme y me planteé seriamente el poner un fin a todo esto, pensé en llegar al 1 de diciembre o a mi 30º cumpleaños, el año que viene. El otro día me fui al dentista, me dolía un diente desde hace un tiempo. El dentista se dio cuenta nada más vérmelo. Me dijo que si seguí así me iba a quedar sin boca. Que lo que me había pasado en el diente era el primer aviso. Me hicieron una endodoncia, y después me pondrán un diente de titanio. Me dice que no se notará nada, pero ya es una marca para toda la vida. No quiero seguir por ahí. Si me vierais no notaríais nada, tengo muy buen aspecto, siempre parece que estoy más sana que una manzana, como se dice... pero no dejo de tener la sensación de que algo me come por dentro. Me come aquello que se come mi ansiedad. A veces tengo la sensación de que si no arrojo nada ahí dentro, mis entrañas se alimentarán de sí mismas.

Esta semana trabajar se me hace más difícil. Con mis clientes siempre me abstraía con la anticipación del placer que estaba por venir en cuando llegara a casa. Ahora no hay gratificación.

miércoles, noviembre 22, 2006

Periodicidad

Me he cansado del blog. Como con todo lo que me gusta, me envicio, me apasiono y finalmente, me obsesiono y termino por odiarlo. Soy de ésas que cuando le gusta una canción la escucha mil veces hasta que se me hace insoportable. Me he hecho adicta al blog sobre todo ahora que he puesto abajo del todo un botoncito azul que me permite ver (y a vosotros también), las estadísticas de esta página. Paso demasiado tiempo mirando quién entra y quién sale, de dónde vienen, cómo llegan. Desde que empecé el blog he dejado todo lo que quería leer este mes. Además me he cansado de como escribo. Me sale muy literario, falso, impostado. Voy de puta de novela mala, literaria. Me cuento a mí misma como si fuera un personaje, con cierto narcisismo que me termina hiriendo en cuanto apago el ordenador y cierro por fin la puerta a ese mundo de extraños, a los que os cuento para impresionaros, mi vida de puta. Es un horror en lo que una puede convertirse, releo el retrato que he hecho de mí misma en este blog, y me doy cuenta de todas las artimañas que uso para engañaros a vosotros y a mí misma sobre cómo soy y cómo siento. Es más saludable si sólo lo escribo mensualmente. O quincenalmente mejor. Lo ideal sería borrarlo, pero le voy a dar una segunda oportunidad... ya he escrito tanto, que tengo sensación de estar en medio de algún camino, y de camino hacia alguna verdad, o hacia la constatación de alguna gran mentira. Vuelvo en quince días y veré lo que hago.

Perdonen por el snobismo de colgar una canción de Los Chichos en mi perfil, no pude resistirme a la tentación cuando me la encontré. Los Chichos, creo, son mi mayor perversión. Nos vemos el 30 de Noviembre.

domingo, noviembre 19, 2006

EL AFECTO ES LA CORTESÍA DE LA PUTA

Una de los acusaciones infudadas más frecuentes sobre la actividad de las putas, es que todo lo que hacemos en la cama es artifical y por ello, necesariamente, se degrada la calidad de la experiencia sexual que proveemos. Algunos hombres, y sobre todo las mujeres (cosa que me extraña muchísimo) descalifican el sexo comprado por ser nuestro placer fingido. Como si no fingiéramos la mayoría de las veces, sea sexo pagado o no. Quisiera hacer un elogio del artificio, del maquillaje, del disfraz y de la impostación: esto es lo que nos hace profundamente humanos, el poder utilizar la razón para representar una conducta animal, un estado extático de quién ha iniciado, sin posibilidad de retorno, su carrera desbocada hacia el orgasmo. Estoy segura de que los polvos que echo por dinero son mucho mejores y más intensos que los que en su día eché por amor. Todo está estudiado y coreografiado, cuándo intensificar el ritmo, cuándo fingir un detalle de afecto con una caricia más amorosa que erótica, o un beso en la frente, cuándo mirar al infinito y gemir como quien pierde la cabeza enajenada por el placer. No hay nada que les dé más satisfacción a los clientes que el pensar que son ellos los que me han hecho perder el control, los que han provocado mi absoluta entrega y han desmontado la frialdad y la compostura inicial de la puta. La vanidad del macho tiene su mejor recompensa en la creencia de que han conseguido hacer disfrutar a una puta. Yo siempre juego a eso con los clientes que quiero fidelizar. El sexo es lo único que vendo, el afecto es mi cortesía. Pero el afecto arruina todo el trabajo de artificialidad necesario para que el cliente salga satisfecho, pensando que ha conseguido mi entrega. Es realmente cuando me entrego, que el polvo empieza a ser algo torpe, que las muecas en mi cara puedan resultar grotescas y que mis posturas pierdan la precisión de ballerina que tanto estimulan visualmente a quien paga por el espectáculo de follarme. Sin embargo esto no suele pasar casi nunca. Sería como hacerle disfrutar de un plato de arroz a un pobre cubano en cuya casa sólo se come arroz todos los días.

El amor estropea el sexo, no lo amplifica ni lo mejora.

miércoles, noviembre 15, 2006

VISITA FAMILIAR

Estos días he tenido visita familiar. Mis padres han estado en Madrid por una serie de motivos. Qué difícil es mentir bien. A mí no se me nota en el tono ni en la expresión, después de todo, llevo ya unos años viviendo de fingir y acostumbrada a responder a falsos nombres. Desde hace un tiempo, la mayor parte de la gente con la que trato en mi día a día no sabe mi verdadero nombre. Es mejor así. Me resulta fácil representar bien el papel, para eso soy muy natural, lo que se me hace más difícil es mantener la consistencia de la mentira a través del tiempo, pero eso no es más que un problema de memoria. Cada vez que añado algo nuevo a mi historia lo apunto para que no se me olvide. Tengo un cuaderno en casa donde voy escribiendo , a modo de registro, todos los datos que les doy a mis padres y al resto de mi familia sobre mi trabajo y mi entorno laboral, una especie de bitácora de la vida que me he inventado para tenerles contentos, o por lo menos despreocupados. En mi vida inventada para ellos yo desempeño una profesión muy ligada a la licenciatura que piensan que terminé, un sector con el que no están nada familiarizados y en el que no tienen muchos elementos de referencia como para contrastar lo que les cuento. En todo caso, más que de los detalles concretos de mi actividad, yo prefiero hablarles de mis relaciones con mi jefe y mis compañeros de curro, esa gente inexistente, que sólo tienen presencia en mi imaginación y en la de mi familia. Dije anteriormente, en otro post, que no tengo talento para inventarme nada de cero, supongo que no es del todo cierto, ahora que lo pienso podría pasarme horas enteras hablando de la gente del trabajo. A veces cuando hablo con mis padres les cuento que me llevo mal con unos, bien con otros, que mi jefe se ha fijado en mí y creo que me va a subir el sueldo... Mi padre el otro día me dio una charla de cómo tenía que pedir mi aumento de sueldo, y yo luego le conté como había sido mi reunión y como al final me sobrepuse a la tensión que me causaba pedir un aumento, le miré a los ojos y le solté todos los argumentos que mi padre me había enumerado. Y sí, conseguí el aumento. Mi padre me decía que estaba orgullosa de mí, y que llegaría lejos. Pobre... Aunque supongo que le hago feliz así. Sería muy egoísta por mi parte enfrentarle a una verdad para la que no se ha preparado, no hay ninguna necesidad. El día que monte mi negocio, podrá enorgullecerse de cosas reales, palpables y yo podré relajarme y bajar la guardia. Os diría el tipo de negocio que es, pero prefiero ser discreta, pues mi vida anterior será borrada, al menos durante un tiempo. Luego puede que me reconcilie con esa vida anterior (esta que tengo ahora) y trate de darle algún sentido, aunque de momento no pienso perderme por esos vericuetos tan peligrosos por donde van los que aspiran a que la vida tenga algún sentido.

domingo, noviembre 12, 2006

GIORGIONE


Estaba pensando en si debo poner o no poner una imagen en mi blog. En un principio pensé en no hacerlo, quería hacerlo sólo de texto, pero ahora lo veo un poco árido, tanto párrafo, sin imagen que lo oxigene. Además no sé cómo hacer eso de "seguír leyendo", que ponen al final de una pequeña introducción al post en muchos blogs, y que hace más digestible el primer vistazo a la página. He decidido que de vez en cuando voy a poner pinturas de mujeres, las fotos se me hacen demasiado concretas y duras, no me puedo imaginar a quienes sirven de modelos como símbolos, sino como sujetos específicos. Prefiero la pintura porque tiene toda la potencia de una imagen construida para ser símbolo, un producto de la imaginación creada para ser gozada no sólo con la vista, sino con el pensamiento. El problema con la pintura (o por lo menos, con la que a mí más me gusta en este momento, los gustos me duran poco) es que los grandes cuadros de mujeres casi siempre están hechos desde la mirada de un hombre. La pintura es un arte eminentemente masculino, históricamente lo ha sido siempre así. Las mujeres que nos ha dejado para su contemplación son productos de la la imaginación de un hombre. Es un hombre quien las piensa, las sueña, ajusta el canon de sus proporciones, las viste, les da la pose, el color, el gesto, y si tienen mucha habilidad, un toque de vida, lo suficiente como para hacerlas habitar en nuestra imaginación colectiva durante siglos. Pero, con toda su pericia, hay algo en ellas que nos traiciona como espectadoras, la mirada con la que nos miran es la de una mujer mirando a un hombre, no nos miran a nosotras. Por eso, mi pintor favorito de mujeres es el veneciano Giorgione, que pintó a Judith y a Venus con los ojos cerrados o mirando a otra parte. A Judith la pintó con la espada y el hombre a sus pies, como una Salomé sin la mancha de su crimen, sino con un aire de heroína. A Venus la pintó soñando, mientras dejaba reposar su mano sobre el pubis... Giorgione sabía que para él, el misterio inescrutable era saber qué sueñan y qué fantasean las mujeres, que es lo que están mirando cuando sus ojos no nos devuelven el reflejo de la mirada que las mira. Giorgione no se desveló a sí mismo el misterio con su pintura, lo conservó con toda la carga enigmática.

jueves, noviembre 09, 2006

VIAJE

Extraño viaje. Nunca me había ido tanto tiempo con un cliente, y la verdad es que me ha pagado bien, no me quejo de nada, o por lo menos, de nada más que de lo que siempre me quejo. Mi cliente se dedica a vender máquinas muy grandes y muy sofisticadas. No especifico más... Cada venta es todo un proceso de flirteo y seducción del cliente, casi un cortejo nupcial, hay que conocerse primero, coquetear un poco, comer, salir, conversar largo y tendido, y luego quizás llegue el compromiso de la venta, y tras la venta, el mantenimiento de la máquina, que es un derrama constante. Como un matrimonio. Si compras la máquina, te casas con el que te la vendió. Mi cliente va con una presentación, vídeos, folletos, planos y precios, se entrevista con los posibles compradores, se los lleva a comer y a eso de las cuatro o las cinco, deja de trabajar y ahí es donde empiezo a trabajar yo. Mi trabajo no sólo consiste en ofrecer sexo, eso sería lo más fácil, dar un poco de carne hasta que se agote y cerrar el chiringuito hasta que se reponga. La parte del sexo es sólo el remate final de cada jornada. Antes tenemos que salir a pasear, ver alguna dudosa atracción turística, como un triste zoológico con tres leones desdentados y un babuino pajillero, o la visita a una tumba de un antiguo presidente de la República (Estoy en una república, es todo lo que os diré). Luego nos vamos a cenar y a tomar copas, él no cena, porque se pone de coca hasta las cejas y se le cierra el estómago, pero beber sí que bebe. Pedimos comida y yo me como mi parte, él deja la suya, pero se termina una botella de vino. Yo no tengo que hablar, él es un torrente imparable de palabras, y como no cena, sólo ocupa su boca con palabras y palabras. Mientras, yo mastico lentamente y hago como si tuviera gran interés en todo lo que me dice. El tipo es bastante repulsivo, nunca entiendo porque no contrata los servicios de una prostituta local, que son más baratas y lo confieso, verdaderamente guapas. Por menos dinero de lo que yo valgo, podría tener un pedazo de carne mucho más vistoso. Pero el tipo por un lado es bastante xenófobo o racista o qué se yo... el caso es que sólo le gustan las españolas, y por otro lado, dice que a los locales les jode mucho que venga un español de fuera a hacer turismo sexual, así que prefiere traerse a su puta de España.

El cliente, llamémoslo X, duerme poco. Me folla, y luego se queda poniéndose rayas hasta tarde y escribiendo en un diario. En cierto modo le agradezco que termine canalizando su verborrea en forma escrita, y que no vierta en mis orejas el caudal entero de palabras e ideas que la cocaína le desata. Cuando ya se ha vaciado de discursos, se atiza una pastilla que se llama Alcyon, que según él es tan potente como el orfidal, pero al contrario que éste, no te deja atontado al día siguiente... En cuanto se duerme, X empieza a roncar como si se hubiera tragado un martillo hidráulico, y por supuesto no me deja dormir. Él sabe que ronca (supongo que se lo dirá su pobre mujer todas las mañanas), sobre todo cuando se pone de coca, y me ofrece de sus pastillas para dormir, pero yo prefiero quedarme leyendo. En cuanto el tipo se queda dormido, yo me levanto de la cama, me siento en un sofá del cuarto y me pongo a leer un extrañísimo libro que me he comprado, no sé si de humor o de terror, que os recomiendo a todos (Vathek, de William Beckford). Me repugna compartir cama con la mayoría de mis clientes, y éste pertenece a esa mayoría. Por la mañana, mi cliente se levanta y me pide una felación matinal, con la convicción de que con ese pequeño placer, se le extrae todo el dolor de la resaca. Luego se mete en la ducha, se pone su traje, se abofetea la cara con saña, para que la sangre y el color empiecen a fluir por sus mejillas, y se va a sus negocios. Es entonces cuando yo empiezo a dormir.

Hacia el final del viaje, hubo un día en que me desperté a eso de las tres, con una llamada del recepcionista, para darme un mensaje: X se retrasaba, no vendría hasta la cena, y me dio la dirección del restaurante. No sabía muy bien que hacer, porque ya había devorado Vathek y decidí cotillear el diario de X. Normalmente soy bastante respetuosa con la intimidad de mis clientes y no me dedico a espiar sus pertenencias, pero hay veces en que les he robado algún libro que sabía que no valoraban, o que les he espiado los cajones, no para llevarme nada, sino por pura curiosidad (aunque en realidad son muy pocos los clientes que me provocan curiosidad, pues la mayoría los clasifico rápidamente en una categoría nada más verles). Son pequeñas maldades que de repente se me hacen inevitables. Pues bien, la verdad es que me llevé una gran sorpresa al leer el diario de X. El tipo parecía incluso sensible. Sus textos me daban la sensación de que me encontraba ante las maravillosas ruinas de una inteligencia destruida hace tiempo, cubierta de maleza y liquen, con apenas alguna columna en pie, como esos restos de templos romanos, que nos hacen cerrar los ojos para recostruirlos con la imaginación, y ver en nuestra fantasía todo el esplendor que un día debieron tener. Las frases eran largas, llenas de giros, se perdían sin llegar a ninguna parte y sin apuntalar ninguna idea con nitidez, pero aquí y allá, emergían en toda esa charlatanería imágenes audaces. Parecía la poesía en prosa de un loco... me acuerdo de dos imágenes que me encantaron: "laberinto de ausencias" y "cementerio de nubes"...

martes, noviembre 07, 2006

Vuelta

Me vuelvo ya. He estado de viaje con un cliente. Él se ha ido ya, voló a otra ciudad de este país en el que estamos, por motivos de trabajo. Yo sigo aquí, voy a coger el avión de la tarde, y mientras hago tiempo dejo una nota desde un ordenador del hotel, para que los pocos que me leéis no penséis que me he ido del todo.

Nunca me había ido tanto tiempo con un cliente, ni tan lejos. La convivencia ha sido dura y larga. Mi cliente es de aquellos que en cuanto no están vigilados por su mujer, se entregan sin freno a todo tipo de vicios... beben, comen y se drogan sin mesura. Saben que en cuanto vuelvan todo vuelve a la paz inicial, bajo la vigilancia y la tutela de su señora esposa, esa mujer a la que han convertido en muro de contención de todos los apetitos que se agolpan dentro de ellos, y que empujan por salir como una violenta riada de agua y lodo. Seguiré contando... aquí todos tienen ojos y hablan español. No me gusta escribir fuera de mi pequeña madriguera.

miércoles, noviembre 01, 2006

DESPERTARES

Hoy me he despertado en la cama de un cliente. Pongámosle nombre, al menos, démosle una inicial: A. Se merece que le rescatemos del común de los clientes. Para empezar no le estaba engañando a nadie conmigo, a nadie salvo a sí mismo, claro está. Pero eso es la forma más noble del engaño. A es un cliente que repite bastante, y que se deja una fortuna en mí, al comienzo de cada mes, que es cuando tiene dinero. Es un hombre metódico, aparta de su sueldo lo que necesita para la hipoteca, para comer y para vivir en general, y con lo que le sobra, que no es poco, se lo gasta en mí y en una colección que tiene, muy curiosa, que no puedo especificar por riesgo a delatarle, pues no creo que haya muchas personas que coleccionen lo que este señor colecciona. En cualquier caso, tiene el carácter meticuloso, paciente y cuidadoso del coleccionista, que es quizás lo que me interesa contar. El tipo es poco agraciado, apocado, de esos en los que no me fijo al caminar por la calle, ni siquiera es especialmente desagradable, ninguna de sus facciones se asentarían en mi memoria ni aunque se sentara delante de mí todas las tardes, en el autobús que me lleva al apartamento donde suelo trabajar. Hasta hace poco, A vivía con su madre, una señora enferma e impedida a la que cuidó durante años. Quizás por eso se quedó soltero, quién sabe, en todo caso, con ese físico A jamás podría haberse casado con una mujer bella como a las que a él le gustan. Su casa es un lugar donde el tiempo se paró hace mucho, y donde cada objeto parece un recuerdo de alguien que no volverá. Allí paso una noche cada mes, desde que muriera la madre de A.

A me paga por pasar la noche entera con él, es bastante dinero, y la verdad que lo prefiero, pues me resulta mucho más cómodo que hacer varios trabajos en una noche, sobre todo a fin de mes, que es cuando los puteros cobran y salen a gastárselo, con un calentón impresionante, todos llevan ya semanas planificando su noche de sexo, y han tenido tiempo de simular en su imaginación todas las nuevas fantasías que van a realizar. Esos días no me dan un respiro, por eso prefiero fidelizar clientes que me den en un día lo que de otro modo ganaría a costa de desfogar a los sedientos puteros de fin de mes. A me quiere enamorar, tiene un punto romántico que me inspira no sé muy bien si pena o ternura, y se esfuerza por distinguirse del común de los clientes. No quiere que yo le vea como un putero más, y en cierto modo, no responde al patrón del putero común: siempre me llama a mí, le interesa más mi compañía que el sexo, se preocupa porque no me aburra ni esté incómoda o a disgusto, y trata de que no me sienta una puta cuando esté con él, quiere que seamos amigos, pero es inevitable que yo me sienta una puta, le cobro un dineral, jamás le hago rebajas ni le regalo un sólo minuto de más (ni él me pide que le dé nada fuera de los términos de nuestro acuerdo) y la verdad es que nunca iría con él a ninguna parte si no fuera por el dinero. Es triste, pero es así.

Cuando llego a su casa siempre se pone de traje y me pide que me ponga un vestido elegante. Él me deja los vestidos, me ayuda a vestirme, es una de las cosas que le excitan. Luego me sirve una cena muy elaborada que él mismo prepara, se le da bien la cocina y se estira bastante, comprando productos de primera. Los dos cenamos, tomamos un buen vino y después solemos ver una película juntos. Me pide que le traiga yo las películas, compro las que quiero ver y luego él me las paga y se las queda. Le encanta que nos tumbemos en un sofá y veamos la peli abrazados. Después de la película nos vamos a dormir, hablamos un poco en la cama y me pide que me desnude. Se está un rato acariciándome el cuerpo, con ojos de fascinación y después pide que le abrace hasta dormirse. Siempre se toma una pastilla para dormir bastante potente las noches que yo voy, porque dice que si no, no se duerme, es bastante insomne, y en realidad, lo que más le gusta de todo lo que hacemos es dormirse en mis brazos, abrazado. Yo no pego ojo en toda la noche, hay algo que me produce cierta angustia en todo esto: la simulación de una intimidad de pareja, me cuesta mucho menos que me folle un desconocido a dormir con él como si lleváramos toda una vida juntos. En realidad me deprime tanto este pobre hombre... pero supongo que le doy su dosis mensual de felicidad.

Cuando me despierto, A sigue adormilado, bajo el efecto de la pastilla. Le cuesta salir del atolondramiento en que le deja. Yo me despido y él me pide un beso. Sabe que en la boca no se lo voy a dar, pero le basta con un beso en la frente, se me queda mirando con ojos de gran tristeza mientras me voy. Este es de los clientes que me hacen daño en un sentido moral, pues en realidad paga por poder amar y sentirse amado, no por sexo, y eso es mucho más difícil de dar. No hay que poner el coño, sino un pedacito del alma.

A veces nos pagan por simular amor y cariño. Yo sé que si no lo hiciera, A se buscaría a otra puta que le diera eso. Es la parte de nuestro trabajo en que son necesarias las dotes de actriz. Cuando venía a mi casa iba pensando en el papel que había desempeñado, el de una novia, el de una mujer que se aburre serenamente con su marido, viendo una película... Los dos actuábamos, tanto él como yo, para crear la imagen de una pareja real, cuyos ademanes y trato mutuo están moldeados por el tiempo. Me pregunto si yo podré estar ahí alguna vez, aburriéndome alegremente, tirada en un sofá, abrazada a alguien mientras dejo escaparse el tiempo ante la tele, sin ninguna ansiedad, sin la inquietud de la que piensa que se está perdiendo algo.

domingo, octubre 29, 2006

Verosimilitud

Empiezo a tener comentarios en mi blog. Algunos se identifican, otros pasan a tientas, sin dejar su comentario, y otros escriben algo desde el anonimato. No tengo nada en contra de eso, yo también escribo desde el más estricto anonimato. Uno de los primeros comentarios que recibo, en respuesta a mi segundo post ("De cómo mi hice puta"), me acusa de estar mintiendo y de ser un hombre. Lo reproduzco aquí:

Qué mentiras!!! Estoy seguro que eres un tio.
Lo de tu primera vez parece sacado de una peli de Holywood.
Azafata muy guapa que va a recoger un famoso borracho o drogado y que cuando ve los billetes se deja follar.
Qué imaginación tio!!! Envia algun guion a Spielberg

Me he puesto a releer el blog hoy, después de la siesta dominical, y me de doy cuenta de que efectivamente, suena a que todo es mentira. Tanto el tono de mi escritura, como la narración de algunos sucesos, tienen ese punto excesivamente literario, que sin duda guardan más relación con el mundo de la ficción que con lo que podríamos esperar del blog de una puta. En fin, qué se le va a hacer. Entiendo que en el mundo de los blogs es muy difícil verificar lo que en ellos se cuenta, y más aún cuando los autores se ocultan tras pseudónimos y escriben escondidos en sus madrigueras. Internet es la mayor fábrica de mentiras del mundo, la más prolífica y la menos rigurosa. Cualquier persona se convierte en editor de sus propios desvaríos. Es estéril intentar convencer a ningún lector de nada, por lo que a vosotros respecta, podría ser un taxista nocturno de Zaragoza, que se dedica a escribir la vida de una puta que él mismo se imagina, o incluso podría ser un cura desengañado, un ama de casa que se aburre, un banquero a punto de jubilarse... Podría falsificar mi historia para que las verdades que parecen mentiras, fuesen sustituidas por mentiras que parecen verdades, pero ni quiero convenceros de nada, ni me importa que me crean o no me crean, y lo que es peor aún, no tengo talento ni imaginación para la ficción. Tengo que conformarme con describir mi vida , narrar mi propia experiencia y hacer reflexiones sobre ella: si a alguna persona le resultan útiles o amenas mis reflexiones, será una gratificación adicional al desahogo que me produce poder contarme a mí misma abiertamente, poder hablar de lo que nunca puedo hablar con nadie, que es de mi faceta de puta. Por supuesto, podría hablarlo con mis clientes, ellos lógicamente saben que soy puta , pero bastante hago vendiéndoles mi cuerpo y mi tiempo, como para encima darles un pedazo de mi alma. Prefiero, sinceramente, que piensen que soy tonta y que no tengo nada en la cabeza, más que la marca de los zapatos que me compraré con su dinero.

Me encanta escribir, me sienta bien, lo hago casi con compulsión, pero al contrario de lo que supone este anónimo que me acusa hasta de ser un hombre, no tengo una imaginación novelesca, y eso que no he hecho otra cosa desde que tengo 12 años que tragarme novelas e imaginarme dentro de ellas. Siempre he escrito diarios, y sobre todo poesía, pero eso es algo de lo que os voy a librar, porque no hay nada que más vergüenza me dé que mis propios poemas.

Noto en el usuario anónimo, y en las primeras líneas del diácono Maurice, que pensaba que yo era un "pseudopersonaje", una resistencia a creerse que haya putas que leen, escriben, manejan internet, hablan de libros y le dan a todo este tonillo algo pedante, o literario... No sé qué decir, yo tampoco conozco a muchas putas, así que no sé hasta qué punto resulto un ser inverosímil. Supongo que ésta es la consecuencia de haberme creído siempre un personaje de novela, como explicaba en mi post anterior. Al final me cuento a mí misma y narro mi vida o por lo menos, la vida de mi conciencia, desde esa deformación de quién intenta sublimar un modo de existencia radical a través de una mirada literaria. Le pasa a Herr Peter, como habréis visto (su link al final del post anterior), y en cierto modo, aunque de manera más fresca y mucho menos pedante que la mía, le pasa a otra famosa ciberputa, Miriam Blasco, coautura de yoputa, que acaba de abrir ahora una "blogonovela" sobre la vida en un club de alterne. ¿Qué sería de las putas sin la literatura? ¿Qué sería de la literatura sin las putas? Desde la Biblia hasta Truman Capote, todos necesitan meter en sus páginas a una mujer que vende su sexo para contar una buena historia.

sábado, octubre 28, 2006

UN CONSEJO: MÁS TELE Y MENOS LIBROS

A Don Quijote, como todo el mundo sabe (o dice que sabe) los libros de caballería le hicieron perder la cabeza. Los leyó una y otra vez hasta que se los creyó, y su propia locura consistió en suplantar la lógica, la moral y las convenciones de este mundo, por las de aquellos libros en que había peligrosas aventuras a la vuelta de cada esquina, donde ogros y gigantes secuestraban a princesas, y los hombres eran héroes incorruptibles, por encima de las debilidades de los hombres presentes. Os copio un pasaje que siempre me ha encantado, en el que Don Quijote, perdido en la noche, por un bosque oscuro, se estremece a cada ruido, pensando que es el comienzo de una peligrosa hazaña y dice:

(...) yo nací, por querer del cielo, en esta nuestra edad de hierro, para resucitar en ella la de oro, o la dorada, como suele llamarse. Yo soy aquél para quien están guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos. Yo soy, digo otra vez, quien ha de resucitar los de la Tabla Redonda, los Doce de Francia y los Nueve de la Fama, y el que ha de poner en olvido los Platires, los Tablantes, Olivantes y Tirantes, los Febos y Belianises, con toda la caterva de los famosos caballeros andantes del pasado tiempo, haciendo en este en que me hallo tales grandezas, estrañezas y fechos de armas, que escurezcan las más claras que ellos ficieron.

Hoy en día, aún sigue existiendo quien termina habitando un mundo deformado por lo literario. A mí me pasó. Pero no fueron libros fantásticos, de romance y aventura, ni subproductos para la evasión, sino libros en donde pensé que encontraría, a modo de revelación, las claves para desenmascarar a la sociedad y a los hombres, esos libros que se alzan como torres en la biblioteca de una adolescente con veleidades intelectuales, y que ponen a nuestro alcance las dolorosas verdades sobre sexo, amor, dios, familia, etc... que siempre creímos que nos estaban siendo ocultadas para que dirigiéramos nuestros pasos por caminos más fáciles. Diario de un Ladrón, Viaje al Fin de la Noche, Bajo el Volcán, El Sótano, Filosofía en el Tocador, El Ocaso de los Ídolos, Las Flores del Mal, Una temporada en el Infierno... qué larga lista de tópicos. Los veo en mi biblioteca y me río de mí misma. Sí, yo también me leí mi buena dosis de libros de caballerías, y parte de mi condición de prostituta se los debo a una aproximación muy adolescente a cierta literatura de enaltecimiento de lo maldito. Una se leía un libro de Nietzsche, Sade o Celine, y ya se creía más lista que nadie, y a cada libro, se hacía más pesada la carga de vanidad intelectual y moral. Sentía que tras las grandes ideas con las que nos nutren desde niños (esas que os he enumerado, Dios, el amor, la familia, la igualdad, la democracia...) sólo yo había alcanzado a ver a través de ellas las mentiras que a los demás se les ocultaba. Todo me era lícito, porque creí que en mis manos estaban ya las herramientas del pensamiento con las que se construyen y se desmontan los mecanismos de la culpa o del deseo. Todo sentimiento desagradable podía ser reducido con la razón, ¿por qué no iba a ser puta? ¿Realmente es peor que ser secretaria, o profesora o documentalista, abogada...? Siempre encontraba mil razones por las cuales cualquier actividad humana podría ser medida en términos de humillación e indignidad con la prostitución. ¿Por qué ser indigna por 10 euros la hora cuando se puede ser indigna por mucho más dinero? Y lo del sexo no eran más que escrúpulos judeocristianos sin fundamentos lógicos, de los que una debía liberarse, para llegar a la libertad total y absoluta de disponer del cuerpo sin prejuicios, sin culpas, sin más normas que las de la naturelaza, que son las únicas sabias, y que sólo nos pide que sobrevivamos. He de confesar que siempre me he sentido muy superior a las demás mujeres por poder hacer lo que hago, y muy superior al común de los hombres por el poder que el sexo me otorga sobre ellos. Me leo y me doy asco, no es más que un discurso de la arrogancia. Pero sí que pienso que quienes como yo, nos hemos refinado hasta el punto de haber superado cualquier escrúpulo sexual, y que para poder ser libres hemos profanado todos los tabúes y sacralizaciones del sexo (la sacralización de la virginidad, la vinculación del sexo al amor, o la anatemización de la sodomía), estamos de nuevo vacías, vacías de valores ridículos, de dogmas que constriñan nuestra relación con nuestro propio cuerpo, de supersticiones represoras que nos atormentan toda la noche por una caricia recibida por un extraño. Ese vacío del que hablo, que es toda una conquista espiritual, se siente como un abismo interior en donde todo cae y se pierde en la oscuridad, sin dejar rastro. Tanto el amor, como el deseo. He tenido que destruir muchas cosas dentro de mí misma para poder ser como soy ahora, y sólo ahora me doy cuenta que realmente no construí un pensamiento para ser así, si no que bastó con destruír lo que me habían instalado dentro. Por eso siento, como decía Ululatus Sapiens en su comentario, que realmente, la gente vacía como yo es quizás la que mejor situada esté para volverse a llenar de algo, esta vez de algo elegido.

Me impresiona mucho otro blogger que creo que también ha caído en fascinaciones por lo maldito de la misma manera que yo, sólo que desde el sexo contrario. Se hace llamar Herr Peter y os enlazo su blog que es una colección de desventuras de caballerías quijotescas, pero a lo moderno. Un antihéroe romántico que ensalza su vida de putero, bebedor, aficionado a las armas y con algún guiño a la estética nazi. Merece la pena leerlo, porque la calidad de la narración y de las descripciones es bastante alta. Una no deja de tener la sensación de haber estado antes ahí, en lo que Herr Peter escribe, de la mano de Jean Genet, Celine o Malcolm Lowry... Supongo que será otro colgado de la literatura, que como yo se la creyó demasiado, hasta que se convirtió en un miserable personaje de los mundos de oscuridad que tanto nos gustó leer, como yo también lo soy. Todo menos ser hipócrita.

viernes, octubre 27, 2006

DE PUTAS, FARISEOS Y HOMBRES BUENOS

Hoy no curro. Hice dos trabajillos por la tarde, pero he cerrado el chiringuito rápido porque me ha venido la regla. Otras curran con la regla, siempre hay métodos para contenerla, pero a mí no me gusta. Me duran poco, tres días, a lo sumo cuatro. Así que no curro esos días y ya está. No gano mal, me puedo permitir esos descansos.

Me había propuesto hoy contar mis experiencias con los curas. No follando, porque supongo que si alguna vez he tenido un cliente cura no me lo habrá dicho. Lo que sí he tenido es un cliente muy raro que me pidió que me disfrazara de mujer del Opus Dei. Cuando te piden hacer cosas que se salen de la norma, siempre se puede negociar el precio del trabajo a la alta, y en este caso, el tipo estaba absolutamente entregado a su fantasía, en ese punto donde ya se ha recorrido en la mente el camino del deseo hasta que no hay retorno posible. Les pasa a los deseos como a los aviones, que cuando ya han acelarado demasiado en la pista de despegue, si no remontan el vuelo, la pista se acaba y se estrellan, pues ya no les queda recorrido para frenar. Este señor en cuestión, no sólo quería que me disfrazase, tenía que actuar como una mujer del Opus, y el juego consistía en que él me pervertía, y me hacía chupársela hasta que se corría, mientras él hacía un rosario. Después de correrse, el tipo salió corriendo, angustiado de vergüenza y supongo que también de culpa. No me dejó ni quitarle el condón, se lo llevó puesto con tantas prisas que tenía por abrocharse el pantalón y largarse de la escena del crimen (no hago francés natural, pero aún con condón, los hombres me dicen que les encanta como la chupo). El caso es que el tipo planeó con bastante antelación toda esta escena. Primero me compró la ropa, me dice que es igual que la que se pone su hermana, que debe de ser numeraria del Opus. Teníais que verme con unas faldas hasta los tobillos, unos leotardos bien gruesos, los mocasines de mujer negros, sin lustre, una blusa de manga larga atada hasta el cuello y una cadenita con la imagen de la virgen que me pidió que me pusiera y que luego se llevó antes de salir corriendo. Lo mejor de todo, es que me pidió que me peinara como su hermana, y me enseñó una foto de ella en una cita previa, para que tuviera el mismo pelo cardado, horrible. Por esto si que le hice soltar bien de pasta, porque fue un auténtico atentado contra mi pelo. Tanto es así que ese día no pude recibir a más clientes hasta volver a la peluquería. El tipo, en esa cita previa donde me dio el guión de su fantasía, me pidió que me enterara de cómo eran las mujeres del Opus, para que actuara bien y diera el pego, y me entregó un libro, Camino, del tal Monseñor Escribá, el cura que se inventó esta orden, o secta o lo que quiera que sea. Mi cliente quería simular con mucho rigor una especie de violación o de abuso sexual hacia una numeraria (sospecho que hacia su hermana, que es lo más terrible), y por cómo iba vestido y su forma de hablar, su anillo de casado, su cadenita al cuello, me pareció que él también podría ser del Opus. En fin, esto último son elucubraciones.

El proceso de hacerme con el papel me dio pie a investigar un poco sobre el Opus, que es un mundo que no conozco más que de manera muy tangencial... Por supuesto no me leí Camino. Me bastaron unas páginas para darme cuenta de que era una lectura muy poco gratificante para alguien más interesado en la literatura que en la doctrina. Me interesa de manera muy aficionada y ligera, la teología y me he cepillado algunos libros sobre el tema en mis momentos de duda, y la verdad, este no tiene la fuerza ingénua, sencilla y llena de candor y emoción de un devoto como John Bunyan, ni la profundidad casi aterradora de un pensador cristiano como Pascal. Me pareció una estafa intelectual y espiritual, para hooligans de la religión. En vez de Camino, que poco puede enseñarnos sobre cuáles son los dejes, las afectaciones del habla y el gusto, y las inclinicaciones estéticas de los más recalcitrantes del Opus (pues a fin de cuentas, sólo se trataba de imitar la superficie de una numeraria, no su interior), me dediqué a buscar en la blogosfera, y encontré cosas muy interesantes y muy esclarecedoras a la hora de construir el personaje de la pobre numeraria que sería violada. Antes de machacar a nadie, quiero aclarar que en mi vida anterior, de provincias conocí a gente que guardaba cierta relación con el Opus, aunque no sé en qué grado. Siempre fue gente amable y bondadosa conmigo, y por tanto, no creo que ser del Opus le haga a nadie peor ni mejor, igual que tampoco creo que ser de izquierdas o de derechas, musulmán o hindú, tenga nada que ver con la talla moral de una persona. La gente siempre dice que tiene tal o cual valor, y que defiende tal o cual idea, pero en realidad, su talla moral sólo se puede comprobar en los momentos duros de la vida, en una guerra, en una enfermedad, en la ruina económica, en los momentos donde se precisa heroicidad. Todo lo demás no son más que cuentos que la gente se cuenta a sí misma, para sentirse mejor, o para formar parte de algo y huir de la soledad de nuestras conciencias... No nos perdamos en una digresión. Quería contar que me pasé horas leyendo blogs de gente del opus, y encontré a verdaderos energúmenos, que con sus opiniones cerradas y radicales, me hicieron hasta escribirles comentarios, que por supuesto nunca publicaron, pues en el fondo no son nada cristianos, y sus puertas están cerradas para las putas, los homosexuales y toda la gente sucia y pecaminosa que anda por ahí, lejos de su particular versión de Cristo. Quiero destacar dos, el primero es el de un cura que se llama Heliodoro Mira y que está más preocupado en predicar censuras, en definir en negativo los deberes del cristiano, es decir, diciendo lo que el cristiano no es, en vez de lo que es, poniendo más énfasis en lo que no se debe hacer, que en iluminar... Por prohibir, este señor hasta censura el yoga, proyecta una mirada suspicaz a una práctica que tan sólo va encaminada a hacernos mejores personas, o por lo menos, según yo lo entiendo, a mantener el cuerpo sano. Me parece casi como estar en contra del pilates o de la gimnasia rítmica, es una persecución producto de una mirada casi paranoica hacia lo que tiene un origen en otro contexto religioso... una visión empobrecedora de la religión que no trata de ser inclusiva, sino que trata de mantenerse pura de la contaminación del cristianismo por elementos extraños, y que declara con una seguridad pasmosa las cosas que no se puede practicar entonces, sin comprometer la ortodoxia de la práctica cristiana, como si el catolicismo no fuese una amalgama de religiones, de espiritualidades y de liturgias, que como estratos que se amontonan, han ido elevando la montaña desde donde pretendemos entender las estrellas. También le gusta a Don Heliodoro certificar la impureza y la perversión de la homosexualidad, que en mi opinión, es como condenar a un zurdo por ser zurdo, pues nadie elige ser homosexual y no se puede corregir. Si es verdad que Dios nos hizo, y que por tanto, Dios hizo así a los homosexuales y no les dejó elegir su propia condición, entonces, qué pretende decir este señor ¿que Dios se equivocó en su diseño?

El segundo blog que me sorprendió, es el de un postadolescente, embebido de soberbia, que con 22 años se dedica a resolver cuestiones morales y a dar consejos sobre la vida del alma, ese recinto infinito lleno de recovecos que sólo los más osados se atreven a explorar, y sólo los más sabios saben cartografiar, alma que a juzgar por cómo se describe a sí mismo este chico, ni conoce, ni ha escarbado ni se ha atrevido a sumergirse en sus profundidades y contradicciones. En su perfil, nuestro pequeño guía moral, en vez de describirse a sí mismo en términos personales, no hace más que enumerar sus múltiples títulos académicos para cubrirse de auctoritas y coronarse con el aura de la academia, que es desde donde se aupa para hablarnos, arrojándonos textos y montañas de vínculos que nos refieren a todos los puntos cardinales de del dogma. Por otro lado, quien por su alta talla como académico debiera estar abierto a cualquier contienda dialéctica, no permite la disidencia en su página, y a pesar de que invita a que se le hagan todo tipo de consultas, él sólo selecciona aquellas en las que se puede lucir bien como exégeta de textos oficiales del movimiento, como cristiano que pone la otra mejilla ante una crítica fácil o como cheer-leader de alguna persona que ha tomado alguna decisión radical con respecto a la religión. El chico se llama Antonio González, y su blog se titula "soy numerario del Opus Dei", su perfil, como contaba, reza así:
Tengo 22 años. Soy numerario del Opus Dei. Y estoy muy contento de serlo. Tengo una web con recursos variados y un blog que responde preguntas sobre el Opus Dei. Por lo demás, mis actividades son diversas. Se puede decir que estoy pluriempleado. Mejor, así aprovecho más el tiempo, que pasa muy rápido. El pasado septiembre acabé la licenciatura en Ciencias Físicas, y ahora estoy haciendo un doctorado sobre Física. Por las mañanas, aparte del doctorado, me dedico a estudiar Ingeniería Industrial. Estoy en tercero. He ido haciendo las dos carreras simultáneamente, pero últimamente me he centrado más en la Física. De todas formas, lo más interesante –lo que a mí más me gusta- llega por las tardes: trabajo en un club juvenil, con un gran número de socios desde 5º de Primaria en adelante.
Os animo a que le echéis un ojo a su página, porque os aseguro que os vais a reír, y mucho, ante la colección de personas desorientadas que acuden a este dudoso oráculo. En particular, yo disfruté mucho de la siguiente entrada que copio para divertiros un poco, mostrándoos la punta del iceberg:

Tengo 16 años y soy de un pueblo de la provincia de jaén.
Soy cristiano muy practicante.

Por muy curiosidad entre en una entrada de un buscador sobre la mortificación y entre en tu bloog (Por cierto muy interesante) y leí tus palabras sobre el tema.
En ellas leí que utilizabas las disciplinas y el cilicio.
Aunque soy joven he estado tentado de utilizarlas varias veces , unque nunca lo he hecho , primero por que no estaba del todo combencido , segundo por que no he tenido los medios necesarios.
Me gustaria que me contaras tu esperencia con los instrumentos de mortificacion.
Me gustaria que me detallaras mas o menos el dolor que producen las heridas y eso.
No creas que te lo pido por masoquismo.
Como te digo he estado tentado de utilizarlas.
Me gustaria ademas que me contaras los bienes espirituales recibidos por estas practicas.

Te agradezco de antamano tu informacion.
Un Saludo.
Como Internet tiene la capacidad de interrelacionarlo todo y crear comunidades de pensamiento que cruzan océanos y fronteras, pronto fui encontrando a otros curas y religiosos que volvieron a devolverme la fe en que en la Iglesia, o por lo menos, en los confines de la Iglesia, siempre hay hombres buenos que como Jesús, no se asustan de nadie, no cierran las puertas a nadie, ni las del alma, ni las del blog, y que saben escuchar, que dejan que otros sean quienes juzguen, y que en vez de predicar con censura y soberbia, lo hacen con amor y con ilusión. Lamentablemente estos curas, cada vez más, están en los extremos de la cristiandad, en la periferia de la Iglesia, perdidos en una remota comunidad. Pero un poco de su luz basta para que los Heliodoromiras y los Antoniogonzalez se queden en simple anécdota, y para que la gente que como esta puta cínica e irredenta que os escribe, que necesita saber de cuando en cuando, que hay gente buena, nos acostemos tranquilas sabiendo que los buenos no han sido todos derrotados. En ese viaje por la web, encontré al Padre Cristian, de Concón, Chile, y al Diácono Maurice, de Playa Ancha. Curas humildes, con sus pequeñas parroquias, allá en el fin del mundo, de cara al mar, sin protagonismos, sin grandes pronunciamientos, sin pretensiones... Quién pudiera sentir a Dios dentro de sí, como deben de sentirlo ellos. Aunque yo no creo, o no sé si creo, me reconforta el pensar que si me leyeran, rezarían por mí.

jueves, octubre 26, 2006

DEJO DE TENER ANUNCIOS

Gracias por el interés mostrado en AdSense de Google. Tras revisar su
solicitud, nuestros especialistas han comprobado que no cumple las
políticas de nuestro programa, por lo que de momento no podemos
aceptarla. A continuación detallamos las razones que han motivado el
rechazo de su solicitud:

- Contenido no apto para menores


Pues eso, que dejo de tener anuncios... así de rápido.

ANUNCIOS EN MI BLOG

Acabo de poner anuncios en mi blog. Así a lo mejor me pagan por enseñaros un pedacito de mi alma... Las putas sólo nos desnudamos por dinero, estaría perdiendo facultades si no intentara cobrar por este acto de exhibicionismo.

miércoles, octubre 25, 2006

Fugir pra bem longe e outro lugar

Siempre me ha animado la versión del "another star" de Stevie Wonder que hace Salomé de Bahia y que se titula Outro lugar. La he encontrado en una página de por ahí y os pongo el link. La letra es diferente que la de Stevie, y empieza con una voz cargada de la energía que inyecta en cualquier frase, por frívola que sea, el espíritu brasileño: "Fugir pra bem longe e outro lugar..." Huir bien lejos y a otro lugar. Lo que sigue es una letra muy ramplona, pero en la música brasileña el mensaje está en la forma no en el contenido, y la profundidad está desplegada sobre la superficie de las cosas, de manera que el que intenta penetrarlas se encuentra con que no hay nada debajo, ni más allá, está todo en el primer golpe de voz, no en lo que la voz dice, en la repetición constante de unas palabras que suenan bien cuando las transporta una melodía: fugir pra bem longe e outro lugar... y que se nos cuelan en cada extremidad hasta que las oímos con los músculos, no con la mente. Los músculos responden a la voz, y dejan que la mente se olvide de las palabras. Huir, bien lejos y a otro lugar. Me encanta tener esa frase casada a una melodía a la que mi cuerpo no puede resistirse, me lo canto a mí misma de vez en cuando para recordarme que siempre lo puedo hacer, huir bien lejos y a otro lugar.

El otro día, en una cena a la que me llevó un cliente bastante cultureta, se discutía sobre qué época de la historia les hubiera gustado visitar. Uno de ellos defendía con absoluta certeza, y con ese tono del que piensa que todos los demás están equivocados y merecen ser interrumpidos porque no saben de lo que hablan, que la Atenas de Sócrates era sin duda el momento más fascinante que la Humanidad ha producido. Otro le decía que el Paris de los años 20, o la Inglaterra de Shakespeare eran más interesantes, había uno con una fijación por conocer la conquista del Oeste de los Estados Unidos, porque decía que nunca había soñado tanto como de pequeño con las películas de vaqueros... luego nos preguntaron a las chicas dónde iríamos. Yo pensé que a ninguna parte, me quedo en mi época, y si acaso, viajaría al futuro. Las mujeres, al contrario que los hombres, podemos decir que cualquier tiempo pasado fue peor. El pasado no ofrece lugares ni espacios para que perdamos el tiempo con fantasías de viajes en el tiempo, eso claramente es un pasatiempo de la imaginación masculina.

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Y ahora voy a contestar a un cuestionario de esos que se manda la gente por mail y que suelo borrar directamente. Lo hago por deseo de una gran persona a la que no conozco y que desde un rincón de Chile escribe un blog que os recomiendo... En ese blog, él mismo respondía este cuestionario y pensaba que quizás nadie lo respondiera de entre aquellos a los que les había ofrecido estas respuestas. Me dio pena pensar que estaba solo, o que escribía en el vacío...


1. ¿Que hora es?: 11:54
2. Nombre?: Zingua (pseudónimo, claro está)
3. Cuándo es tu cumpleaños? : Eso no se pregunta
4. Signo Zodiacal? : No creo en el zodiaco.
5. Donde vives?: Ahora, en Madrid
6. Tatuajes?: lo tuve y me lo borré
7. Estuviste enamorada? creo
8. Estas enamorada: No lo sé.
¿y la 9.?
10. Amaste tanto a alguien como para llorar?: Lloré, pero no sé si de tanto amor o de tanto orgullo…
11.Estuviste en un choque de autos: sí, pero no fue mi culpa...
13. Completos o Hamburguesas? : no sé qué son los completos
14. Pepsi o Coca cola?: gin tonic
15. Cerveza o vino: Primero una cerveza, luego el blanco y terminamos con el tinto
16. El vaso mitad lleno o mitad vacío? : con que haya algo dentro, me basta
17. Edad: x
19. Número favorito? : 3
20.- Tu mascota favorita? : perro labrador
21. Tipo de música? : la que me mueve y la que me conmueve
22.- Tu actriz o cantante favorito: Lauren Baccal, Sarah Vaughan, Fernanda de Utrera
23.Flores: Amapolas rojas, blancas y violetas
24. Tema de conversación? : que me haga reír o que me haga pensar
25. Disney o Warner ? : independiente
26. Restaurante o comida rápida? : Restaurante
27. Cuando fuiste por última vez al hospital: hace mucho
28.- Tu amor platónico: todos mis amores son platónicos
29. Cómo te ves en diez años?: no me veo
30. De quién recibiste este email? : de un blogger sacerdote
31. Quién de tus amigos esta más lejos?: Los que no saben a qué me dedico...
32. Quién piensas que responderá este mail más rápido? : Nadie, no es un email
33. Quién piensas que se tardará más en responder? : Nadie escribe en mi blog
34. Que cambiarías de tú vida? : nada
35. CD preferido? : conciertos de piano nº5 de Beethoven
36. Mejor sentimiento? : La honestidad.
37. Lo primero que piensas cuando despiertas?: Qué voy a desayunar hoy
38. Las tormentas te gustan o te asustan? : Me gustan
39.- Tu lugar favorito : un acantilado junto al mar
¿y la 40.?
41. Que hay en las paredes de tu habitación? : libros, música y fotos
42. Escribe algo a la persona que te envió este mail : gracias por no asustarse de mí
43. Nombra la persona que tal vez no te conteste? : no la conozco
44.- Tus mejores amigos : me dejaron, luego no eran tan amigos
45. Quien te gustaría que lo respondiera? : me da igual
46. Deporte favorito?: para ver, fútbol, para practicar, esquí
47. Tímido(a) o extrovertido(a)? : Timida fingida
48.- Tus mejores amigas : las de la infancia
49. Tu apodo? : el que yo me he puesto
50. Que te gusta que te regalen: cosas que me sorprendan
51. Que no te gusta de ti? : demasiadas cosas, empezando por mi pelo
52. Te gusta leer? : mucho
53. Hablas algún idioma? : español, inglés y portugués
54.- Una anécdota? : para eso tenéis mi blog
55.- Has sufrido una decepción : me protejo de ellas esperando lo peor de la gente
56. Coleccionas algo? : zapatos
57. Tienes alguna fobia? : a las arañas
58. Tu programa de TV favorito? : The Office
59. Frío o calor? : calor
60.- Tu pelicula favorita? : prefiero las novelas
61. Equipo? : me delataría, es un equipo de provincias
62. Manda un mensaje a todos tus amigos: para qué, no lo van a leer
62. Que harías si mañana fuese el fin del mundo? : robar en Prada y probar la heroína
63. Que admiras? : A la gente recta
64.- Nombre de tu primer enamorado (a): lo siento, no quiero delatarme
65.- Qué le regalarias a tu mejor amigo : algo que me gustaría tener
66.- y a tu peor enemigo ?: nada
67.- Una canción q te ponga triste : "Wild is the Wind" de Nina Simone
68.- Una q te alegre : cualquiera Brasileña
69. ¿que hora es?: 12:14

sábado, octubre 21, 2006

CEGUERA

Sábado por la mañana. Esta noche tengo trabajo, con el ciego. De vez en cuando me llama. Está casado, y no siempre ha sido ciego. Fue un accidente de coche, le saltó el airbag en la cara y le clavó los cristales de sus gafas de sol. No debería escribir estas truculencias en mi blog, pero en fin, que sirva de aviso porque según me cuenta le pasa a más de uno. Lo que me extraña es que se deje la pasta en mis servicios, porque cuando uno ya no ve, ¿qué más le da una puta de 30 euros o una de 350? ¿Qué más le da que sea guapa o fea, gorda o delgada? Siempre suspuse que en la ceguera, la belleza se construye con los sentidos que nos quedan, y al liberarse de la tiranía de la imagen, la posibilidad de resultar atractivos se multiplica: basta una voz bonita, un cuerpo suave al tacto y un olor agradable para resultar tan atractiva como la que más. No está la vista por ahí para bajar puntos y rebajar el atractivo de una persona, tan sólo porque una nariz tiene medio centímetro más de la cuenta, o porque el color de los ojos es demasiado vulgar, los pechos tienen un poco más de caída y las aureolas son demasiado grandes y oscuras, el labio no es lo suficientemente carnoso... pequeñas desviaciones milimétricas hacen que un rostro deje de ser armónico y bello, y al final nos condenamos a una cantidad tan grande de restricciones a la hora de buscar el placer de la contemplación de la belleza, que parece preferible ser ciego para el sexo. Tantas personas que no nos gustaban se harían bellas, sólo por virtud de esos atributos más profundos e íntimos que la vista desprecia en la distancia y la inmediatez con la que recoge sus datos, y que sólo el oído, la nariz, la boca y las yemas de los dedos pueden sentir.

Pues bien, todo esto que pensaba de la ceguera es falso en el caso de mi cliente de esta noche. Él sigue prefiriendo a las chicas que los que pueden ver calificarían como guapas, o más bien "que están buenas." Perdonen mi falta de modestia al respecto, pero para qué iba a mentir, a fin de cuentas sé que soy guapa y trafico con mi cuerpo por ello mismo. Mi cliente dice que hay algo inteligible, que puede intuirse sin la participación de los sentidos, en la belleza física de una mujer. Él lo nota, sabe cuando está con una mujer guapa y cuando está con una fea. Siempre me cita, para explicármelo un poema de Ezra Pound que se sabe de memoria y que acabo de encontrar en internet, así que os lo copio para los que sepáis inglés (no me atrevo a traducirlo, no sea que meta la pata):

Tame Cat

It rests me to be among beautiful women
Why should one always lie about such matters?

I repeat:
It rests me to converse with beautiful women
Even though we talk nothing but nonsense,

The purring of the invisible antennae
Is both stimulating and delightful.

martes, octubre 17, 2006

Tatuaje

Hoy me he quitado el tatuaje. No especificaré más, sólo añado que no era muy grande. Me pasé mucho tiempo pensando en qué tatuaje hacerme y en dónde ponérmelo, aunque ahora ya no me gusta nada. No quería que mis padres me lo vieran. Entonces vivía con ellos, y son de los que piensan que una no debe hacer algo que le marque para siempre. Hazte lo que quieras en el pelo y vístite como quieras, pero nunca te pongas ni pendientes en sitios raros ni tatuajes. Nada que no te puedas borrar. Eso dice mi madre. Siempre he pensado que era una estupidez: todo lo que hacemos deja huella en nuestro cuerpo, el que fuma se tatúa machas y arrugas en la piel, el que bebe se tatúa la nariz de pequeñas venitas rojas, el que se pasa el día comiendo solomillos, termina con un flotador de grasa atado al cuerpo... Estamos llenos de tatuajes, la vida no deja de amontonar pruebas de lo que en realidad somos sobre nuestra piel, nuestras manos, los ojos, los dientes. Y la verdad, dentro de lo que cabe, el tatuaje de una adolescente estúpida se termina borrando por rayo láser, otras cosas son más difíciles de disimular. Por ahora, todo me resulta fácil de disimular, nada indica que soy lo que soy, hasta que yo quiera mostrarlo. No me engaño, estoy convencida de que un día la piel termina por delatarte sin ninguna posibilidad de disimulo, tu vida entera se queda escrita ahí. No hay más que mirarle a la cara a la gente a partir de los 50. Las putas de 50 tienen cara de putas.

lunes, octubre 02, 2006

De cómo me hice puta

¿La puta nace o se hace? Así puesto, la pregunta resulta hasta graciosa. Yo diría que todas nacemos putas y putos, y que es la educación la que construye diques de contención para frenar esa inclinación natural del cuerpo a venderse por un precio. Yo jamás pensé que iba a ser puta, como cualquier otra niña, soñé con ser médico, bailarina y profesora. Ni siquiera cuando empecé a meterme en esto pensaba que era puta. Eso es algo de lo que me di cuenta mucho después de haber iniciado este camino, concretamente, el día que vi mi anuncio, con la tarifa de mis servicios, en internet. En ese momento, me puse en la mente de un cliente, y me observé a mí misma desde el punto de vista de alguien que lee anuncios de relax, y traté de evaluarme como producto, me comparé con otras ofertas, otros precios, otros cuerpos, otros textos de incitación al cliente, otros nombres falsos… mientras me observaba a mí misma como mercancía sexual, me di cuenta de que ya era, a todas luces, una puta. De todas formas, no sientan pena por mí, yo no me tengo ninguna lástima por haberme despertado un día frente al hecho de que soy una puta consumada. Antes pensaba que no teniendo un anuncio, o no ofreciendo determinados servicios de naturaleza más escabrosa (griego, etc…), no era yo una puta con todas las letras de la palabra, y de hecho, estaría bien definir en qué momento una persona se convierte irremisiblemente en puta: si es la primera vez que cobra, o es la primera vez que se mira a sí misma como puta. En el fondo, es una cuestión de quién decide cuándo una es puta, ¿lo eres cuando la gente te identifica como tal, o lo eres cuando tú misma te das cuenta de ello?

Es difícil decir cuándo fue la primera vez que cobré por un acto sexual. Una siempre recibe algo a cambio de su propio sexo, sobre todo, si es una mujer muy atractiva. A mí siempre me han deseado, es fácil de ver eso en los ojos de los hombres, una mirada que va un poco más allá de sus palabras, que resulta más intensa que el resto de su expresión… me pasaba ya en el colegio con los profesores. Me explicaban un problema de matemáticas, o cómo saltar el potro y me dedicaban una atención especial, y no les importaba repetirme una y otra vez cómo hacer bien lo que hacía mal, y tenían una paciencia inusual si la comparaba con el tiempo que dedicaban a los fallos de otras compañeras más feas. Y los niños, poco a poco, iban despertando al poder de mi sexo y de su propio deseo. Me llevaban en moto los mayores, por estar más cerca de mí. Me dejaban entrar gratis en todas las discotecas. Me regalaban las consumiciones. Me invitaban a tres o cuatro fiestas cada viernes y cada sábado, y yo notaba que había muchos chavales del cole que no se decidían a dónde ir hasta que yo no lo hubiera decidido. Los primeros pasos en el camino de la prostitución los da una ciegamente a esas edades, cuando te das cuenta de que la naturaleza te ha provisto con una mercancía especial para el trato con la gente, una mercancía de naturaleza transitoria y caduca, la belleza corporal, que todo el mundo busca contemplar ansiosamente, y cuya imagen proporciona una felicidad proporcional al grado de cercanía que les ofrezcas.

La primera vez que hice un servicio de puta, es decir que cobre dinero por sexo, fue por error. Por una confusión. Me había ido a vivir a Madrid para empezar en la universidad, y vivía en un piso de estudiantes compartido con otras chicas de mi región. Para sacarme un dinerillo extra, trabajaba de manera esporádica para una empresa de organización de eventos, como azafata en todo tipo de congresos. Como era de las más guapas, me reservaban para el trato directo con gente importante, ponentes de conferencias, invitados internacionales con categoría de VIPs, etc… Una vez, trabajé en la inauguración de una exposición cultural que había organizado una embajada europea. El organizador estaba preocupado porque el ponente principal, un famoso escritor (por lo menos yo sabía quién era y tenía un libro suyo en casa), no contestaba al teléfono, no cogía llamadas en el hotel y en general, no daba signos de vida… Yo me ofrecía a ir a por él, pues la verdad, me daba cierta curiosidad conocer a este señor, y además hablaba bien su idioma. Cuando llegué al hotel, el recepcionista me dijo que el tal escritor me esperaba en su habitación. Me extrañó, porque ni si quiera se nos había puesto al teléfono. Una vez en la habitación, llamé a la puerta y me abrió sin problemas ni preguntas. El escritor estaba en bata y me debió de confundir con una escort que había encargado por teléfono, y nada más pasar, sin mediar palabra alguna, él me puso un fajo de billetes en la mano. Yo los cogí sin saber de qué se trataba, y él empezó a besarme el vientre. Le dije que se estaba confundiendo, y que venía a recogerle para la inauguración del evento. El tipo iba un poco borracho (y quizás drogado), y me dijo que le daba igual, que pagaba igual por estar conmigo. Yo miré el fajo, no contesté, el tipo inició un camino de besos desde mi vientre, hasta el pecho. Me guardé los billetes y me dejé tocar, friamente. No sabe muy bien por qué lo hice, pero de repente, hasta me pareció excitante tener a mis pies a una eminencia. Ésa fue la primera vez.

jueves, septiembre 28, 2006

INTRODUCCIÓN

Animada por yoputa, y otros blogs que empiezan a emerger sobre nuestras vidas, he decidido abrir mi propio blog para narrar mis experiencias como prostituta. Será difícil seleccionar lo que puedo contar y lo que no puedo contar. No quiero dar pistas sobre mí, no quiero que me localice la gente a la que quiero, y a la que intento proteger de mi propia realidad. Como podréis imaginar, mi familia no lo entendería, y aunque yo me considere una persona con la misma mezcla de felicidad e infelicidad, la misma proporción de paz y ansiedad con la que viven la vida las personas a las que identificaríamos como normales, yo no quiero darle lecciones a los míos sobre lo que debieran de entender como aceptable. Ampliar los límites de lo que entendemos como normal forma parte de la necesidad que tenemos para hacer habitable nuestro propio mundo, el que está en nuestro interior, y el que nos rodea de forma física e inmediata. Mis padres y mis hermanos se llevarían un gran disgusto conmigo si les digo que ejerzo la prostitución (que quizás no es lo mismo que ser puta, aunque la verdad, por lo que me conozco, yo no sólo ejerzo de puta sino que soy bastante puta), así pues, es preferible mantener el engaño a enfrentarles con sus propios prejuicios, y tratar de llevarles por la senda que yo he tenido que recorrer para poder ejercer mi profesión sin pagar el coste emocional que me imposibilite ser feliz. Dicho sea de paso, a mí no me preocupa la felicidad, y además no creo en la felicidad como meta última del ser humano. Si soy feliz, lo soy por casualidad. Me preocuparía mucho más el tedio, la esclavitud de una rutina o la falta de libertad.

Lo primero que me preguntan aquellos clientes que se empeñan en conocerme, y en que me sincere y me quite la máscara, es qué se siente, cómo se puede vencer el escrúpulo, como podemos llegar a vender nuestro cuerpo. Es mi alma la que trafica con mi cuerpo, pero mi alma no está expuesta a experiencias que la degraden en mayor medida en que lo están las vuestras. De todas formas no lo voy a negar, una puede conseguir la mayor distancia intelectal sobre sus actos y aún así, vender el cuerpo no deja de ser algo desagradable, hay que entrar en contacto con otros cuerpos, piel con piel, y las más veces, me encuentro pegada a cuerpos deformados por años de vicio, a sudores espesos y concentrados, y lo que es peor, a muecas grotescas, expresiones animales de placer, acompañadas de las peticiones repugnantes que algunos hacen en pleno estado de desinhibición, es ahí cuando una se convierte en testigo del reverso de una personalidad, de aquella cara que los hombres ocultan durante el día, cuando nos repudian, y muestran a la noche, cuando nos desean. Parece duro, pero si lo piensas, hay miles de profesiones, supuestamente dignas, que también obligan a uno a ser testigo de las miserias que los hombres ocultan bajo su ropa, bajo su piel, bajo su mirada. Un ginecólogo o un proctólogo (el médico que mira los culos), se pasa muchas más horas que yo dedicadas a tocar y examinar las partes más repugnantes de los cuerpos de los demás, culos de viejos llenos de almorranas, vaginas menopáusicas invadidas por hongos... Y luego están los psicólogos, que también han de ser testigos de los desvaríos que sus pacientes ocultan bajo una normalidad meticulosamente impostada, psicólogos y psiquiatras a quienes pagan bastante menos que a mí por estar 45 minutos poniendo su consulta y su atención como el vertedero donde la gente va a descargar el odio, el miedo, la obsesión y la pena que les invade en el momento en que están solos consigo mismos, en la cama, y ya no tienen que estar representando el papel de madre, jefe, hermano o mandado. En fin, que lo que digo es que nosotras entramos en contacto con la parte del ser humano que nadie enseña y nadie quiere ver, pero en menor medida y con menos intensidad y regularidad que otras profesiones respetables. Como en todo, hay grados de asco, y grados de compensación por el asco. Yo la verdad es que cobro bastante por mis servicios. Trabajo poco y no estoy expuesta a la miseria de mi vida laboral más que unas pocas horas a la semana. De momento, puedo decir que mi vida es sobrellevable.

Soy de esas que se podrían calificar como prostitutas de alto standing (o sea, de lujo relativo, aunque que las hay muchísimo más caras e inasequibles que yo, pues dentro de lo que cabe, soy de esas que se anuncian en un periódico), o escorts universitarias, con un piso individual donde recibimos. En realidad ya no soy universitaria... me quedaron tres asignaturas para acabar la carrera, pero la dejé hace unos años y no encuentro la voluntad ni el interés ya de terminarla. Eso sí, lo de universitaria lo sigo poniendo en mi otra web (aquella en la que me vendo), porque a los clientes les encanta ese punto de refinamiento que les presuponen a las chicas universitarias que se ganan un dinerito extra prostituyéndose de vez en cuando, pero que no son putas más que por vicio. Yo no creo que vuelva jamás a la universidad, en realidad no hay ningún lugar más embrutecedor y que más falsa sensación de cultura y de conocimiento pueda crear que una universidad española (me abstengo de opinar sobre otros sistemas educativos que apenas conozco). Eso sí, sigo leyendo, luchando contra el sedentarismo intelectual y persiguiendo metas culturales. Mi trabajo me da tiempo y respiro para dedicarme a la contemplación.

Os dejo que me voy a comer... seguiré más tarde. A ver si no abandono esto como hago con todo lo que empiezo a escribir. Siempre he querido terminar un libro o una historia, pero no hay nada que me aburra más que rescribir lo que escribo. Sólo me interesan escribir los comienzos e imaginarme lo demás. En cualquier caso, como ésta es la historia de mi vida, pues no sé el final, ni hacia dónde va. Sólo puedo contar el principio.